lunes, 30 de octubre de 2017

CUANDO FANTASEAMOS

Cuando veo el silencio
que mezclado entre penumbras
pasa junto a nosotros,
se acercan a mí las preguntas
que lentas se desperezan
queriendo escapar de dentro.

Traspasan la oscura sombra
y salen de mi temerosas
como si fuera a matarlas,
pues temen que con la respuesta,
entre las rejas que las atrapan
se mueran sin esperanza.

En el poema “Cuando veo el silencio” quiero describir los pensamientos, esas charlas dentro de la cabeza que es una de las armas más poderosas que tenemos en nuestras manos, pero que debe ser usada con moderación para no perder el contacto con la realidad.

Cuando fantaseamos ponemos en marcha  infinidad de áreas cerebrales que potencian nuestra agilidad mental y nos ayudan a mejorar nuestro estado anímico. Soñar despiertos no supone problema alguno siempre y cuando no hagamos uso de las fantasías y sueños para aislarnos de la realidad durante horas.

Muchos de nuestros pensamientos están distorsionados. La ansiedad, los miedos, las preocupaciones constantes funcionan mediante anclajes negativos que aplicamos sin darnos cuenta y lo focalizamos en el qué pasará, en esa equivocación del ayer, en lo malo que nos puede ocurrir. Es un tipo de ingeniería mental muy sofisticada.

En nuestro día a día, nos encontramos muchas veces con que nuestra realidad es caótica, compleja y a veces hasta dolorosa. Por ello, la clave es aplicar un pensamiento equilibrado, pero cabe decir que lograrlo no es fácil puesto que nuestro cerebro la mayor parte de las veces opera de forma inconsciente y mediante automatismos.

Aplicar un pensamiento equilibrado es una ayuda inestimable de invertir en nosotros mismos para afrontar muchos de esos patrones mentales que nos atrapan y encontrar nuestra felicidad. Concluyendo con una frase clásica “pensar bien nos ayuda a vivir mejor”.

lunes, 23 de octubre de 2017

SABER DAR Y RECIBIR AMOR

Quiero olvidarme de la fría soledad,
quiero que te acuerdes de mí.
Dame amor.

Los días son cortos cuando estoy a tu lado,
te miro, pero tu mirada
pocas veces se encuentra con la mía.
Todo está bien, dices, no pasa nada
pero dentro de mí la angustia me carcome.
Necesito amor.
No dejes que se apague,
no lo dejes por favor.
Dame amor.

De nuevo las lágrimas asoman a mis ojos,
no puedo remediarlo,
ya que no puedo verte
quiero olvidarme de la fría soledad,
quiero que te acuerdes de mí.
Dame amor.

Pienso que soy un poco dramática,
o acaso muy romántica,
pero el amor que siento dentro,
llena de felicidad
esta fría soledad.
Ayúdame, lo necesito.
Y te necesito a ti.
Dame amor.

Este poema se titula “Dame amor”, en él concebía la idea de que para construir una relación de pareja era primordial la reciprocidad, pero cuando la balanza se desequilibra, los cimientos comienzan a romperse y la pareja comienza a resquebrajarse.

Entregar casi todo y no recibir prácticamente nada a cambio es una actitud nociva que nos aleja significativamente del amor. Tampoco se trata de dar esperando recibir algo a cambio. O solamente dar y no recibir. Se trata de no concebir la idea de que la felicidad está en lo que te aportan los demás, ya que esto solo traerá sufrimiento y pocas veces se logrará cubrir todas nuestras necesidades.

No hay que dejar nunca que nuestro bienestar dependa de corazones ajenos. Tenemos que cultivar nuestra propia felicidad. Tomar una actitud realista sobre lo que nos envuelve y dejar de esperar tantas cosas de quienes nos rodean. Saber amar y saber recibir amor es el equilibrio en cualquier relación.


En muchas ocasiones nos pasamos el tiempo soñando con un futuro que, cuando llega, no nos trae nada nuevo. Es el peligro de establecer altas expectativas. 

No existe una vida perfecta, la perfección no existe, pero sí ese equilibrio en el que eres tú mismo y sentirte orgulloso de lo que tienes en lugar de caer en un estado de frustración e indefensión.
Begoña Pombar


lunes, 16 de octubre de 2017

SIENTE DONDE HABITAN LAS EMOCIONES

Vagabundos errantes tus ojos parecen
tristezas ocultas en verde mirada
sedientos de amor.
Ojos desnudos, transparencias sensuales
desatan tempestades de mares ardientes
se mueven buscando ventanas abiertas
perdidos en el infinito.

Que esconden tus ojos
es tan complicado
saber lo que encierran
sería mi descanso
porqué los ocultas dejándome helado.

Ojos que hablan cuando no hay palabras
un bello lenguaje expresado en silencio
precioso Arco Iris que irradia dulzura
fingen que no miran pero no me engañan.

Que esconden tus ojos
es tan complicado
Que esconden tus ojos
que no me responden
Que esconden tus ojos
que escriben mi nombre.

En este poema titulado “Vagabundos”, me introduzco en el misterioso mundo de una mirada. En ella se esconde una materia intensa pero invisible en la que habitan las emociones. Es ir más allá de lo que se percibe a simple vista.

Es la capacidad de percibir desde el corazón, de no quedarnos solo con lo que nuestros sentidos nos transmiten. Una capacidad que no todo el mundo sabe practicar y que no es solo oír, ver y escuchar.

Tiene que ver con la sensibilidad, es utilizar sentimiento, intuición y empatía para lograr interpretaciones más profundas.

Hay muchas personas que se guardan de compartir las emociones porque les parece cursi o empalagoso, pero si nunca manifestamos el afecto o la aprobación, también establecemos una frontera con los demás. Mentimos sobre los sentimientos supuestamente, para agradar a los demás o no herir sus sentimientos.

Otras  veces no sabemos cómo expresar lo que sentimos porque muchas veces nosotros tampoco lo conocemos. Con frecuencia los sentimientos y las emociones se entremezclan y no aparecen en estado puro.


Aplicar este tipo de percepción tan sublime, nos permite tener una mayor conciencia de las cosas, de las personas, de la naturaleza y de nuestra realidad sintonizando más que nunca todos nuestros sentidos con las emociones, la experiencia y con ese amor que nos hace ver el mundo desde el afecto, la consideración y el respeto. Percibir una mirada desde el corazón.
Begoña Pombar




lunes, 9 de octubre de 2017

LA VALENTÍA DE VIVIR

No hay vuelta atrás,
a veces siento el vacío
y despierto de noche una vez más.

Un castillo que no habito
se derrumba cuando voy a escapar,
no hay vuelta atrás,
lo real e irreal
te aceleran el corazón al despertar.

Qué más da lo que sienta
solo puedo gritar
no hay vuelta atrás.

Tiempos modernos que atrapan
la vida es vértigo si no sabes ganar,
historias para engañar,
no hay vuelta atrás
no hay nada más.

“No hay vuelta atrás” es un poema donde percibo la realidad que me envuelve, la sensación de que la vida es un maravilloso juego de exploración y de creación donde hay normas y reglas que son necesarias conocer para mejorar en la vida.

La capacidad que tienen las personas para superar adversidades, reconociendo y enfrentándose a sus miedos y continuar con su vida se llama resiliencia, hace referencia a personas valientes  que hacen del mundo que les rodea un lugar propio, que saben lo que es tocar fondo porque han estado allí muchas veces, y en todas ellas volvieron a la superficie.

Cada uno tiene su historia y sabe que no es fácil, sin embargo, merece la pena seguir, porque también merecerá la pena la alegría que vendrá, hay que atreverse y vivir. Cada día es único e irrepetible y hay que tener la valentía de vivirlo como tal.
Porque el mundo es de los valientes, de los que buscan cada día descubrir algo nuevo en él.
 
La vida no tiene un plan diseñado de antemano, somos nosotros quienes podemos ser arquitectos de un futuro más digno, más hermoso, más pleno. Donde tenemos que aprender de nuestros errores, de nuestros fracasos y pérdidas para mejorar nuestra vida.


Asumir que nuestras acciones e incluso nuestros pensamientos generan consecuencias, es lo que nos permite tomar las riendas de la propia vida con determinación. Apreciarlo, darse cuenta de ello, no es precisamente fácil. Asumir nuestra responsabilidad sobre cada palabra dicha, cada vacío provocado, cada conducta, acción o pensamiento interiorizado es lo que nos permitirá tener un mayor control sobre nuestra realidad.

martes, 3 de octubre de 2017

MUESTRA TU AUTÉNTICIDAD

¿Estaré equivocada?
O en lo que creo estoy errada.
No puedo detenerme
si no tengo ayuda, lo haré sola
cuando me piden ser sumisa
en un minuto me vuelvo loca.

Me matas cuando me dejas
y no entiendes lo que espero
¿o es que pido el cielo?

Si no respondo a tus deseos
para ti ya no soy normal
bueno, quizás ya no lo soy
o puede que sea una de tantas
que lo estropean todo al final.

¿Qué tal si volvemos a empezar?
si seguimos la corriente,
este es un caso muy sencillo
que no ocupará mucho tiempo.

En este poema reflejo mis dudas en una relación. Indago en la autenticidad en la pareja, en practicar esa autenticidad aceptándome como soy buceando en mis propias esencias y buscando que así la relación sea más natural.

Hace poco, el conocido investigador de psicología de la personalidad, el doctor Yi Nan Wang sugirió que seamos capaces de desarrollar lo que él mismo ha acuñado como “autenticidad equilibrada”, donde se nos recuerda que toda relación recíprocamente satisfactoria pasa antes por una fase donde uno haya sido capaz de delimitar su identidad. Ya que una buena parte de las parejas llegan a “diluir” su yo para conseguir una mejor sintonía con la persona amada.
Lo más saludable en nuestras relaciones es precisamente que seamos capaces de practicar esa honestidad personal, donde ser franco no tiene por qué dañar y no obstaculizarnos a nosotros mismos ni dejar que otros lo hagan. Nos convertimos en víctimas por pensar ingenuamente que ser auténticos puede ocasionar algún daño a quienes forman nuestro entorno, y no es así.

La mayoría fuimos dóciles, sumisos, manejables y complacientes, ajustándonos a una sociedad donde en ocasiones tener voz propia es poco más que una osadía. Es lo que nos hace tener miedo a mostrar nuestro auténtico “yo”, tememos ser rechazados,

Solo lograremos establecer relaciones afectivas más satisfactorias si conquistamos espacios privados y auto-conocimientos para mantener una auténtica fidelidad a nosotros mismos.
Begoña Pombar