Sola estoy en mi habitación,
sentada en este rincón sombrío.
Una vela alumbra las tinieblas,
su llama se debilita
se hace imperceptible.
Siguen cayendo las sombras,
todo lo que me rodea
está sucio y lleno de polvo,
cuelgan las telarañas del techo
tejiendo sin parar sus ilusiones.
Pasan sin cesar los minutos
la vida se acorta en momentos,
pero la muerte no ha de pasar
porque aún me quedan ilusiones.
A ti te recuerdo hoy
en este mar de recuerdos,
ni todos los ruiseñores con su canto
podrán hoy devolverme a mis sueños.
Así te espero cada día
al quedarme en este rincón.
renacerá en mi corazón
de nuevo un sentimiento.
En el poema que acabas de leer titulado “En un rincón”, busco llenar
ese vacío interno que me hace sentir que estoy sola y que nadie me puede
ayudar, que aunque estoy arropada por la gente aún así sigo sintiéndome sola.
A menudo tenemos pensamientos negativos cuando reflexionamos sobre la
soledad, la mayoría están influenciados por creencias irracionales acerca de
“quedarnos solos”, si no ponemos
solución a esto podemos percibir la soledad como insoportable.
Ese vacío es algo interno, una cuestión que hay que resolver con uno
mismo antes que con los demás pues la soledad es una oportunidad de
encontrarnos con nosotros mismos.
No sé de donde proviene y desconozco la manera de desprenderme de
ella, son señales de frustración que me gritan diciendo que he olvidado
priorizarme y una fuerza interior lucha por salir de esa situación.
En ese momento es cuando más me necesito, me doy cuenta de que estar
conmigo misma me permite restablecer de nuevo mi autocontrol y mejorar mis
relaciones.
Concederme tiempo a solas, me ayuda a aclarar mi mente y a pensar con
más claridad, necesito practicar el amor propio para estar bien.
Begoña Pombar