lunes, 23 de enero de 2017

LA ÚLTIMA GOTA DE AGUA

La última gota de agua se mantenía suspendida del grifo. Mirándolo parecía negar con un gesto enfadado. Pareceré tonta porque, vi su cara de grifo como diciéndome que no iba a soltar ni una gota más.

En ese instante, en cada grifo, fuente, lago o pantano de la Tierra, nadie sabía que lo que iba a suceder, era que se terminaría a la vez todo suministro de agua.

Sus antepasados habían estado aumentando la temperatura del planeta, perforado, talado, extraído y construido en cada palmo de su cuerpo. Traspasaron la línea roja de  los parámetros de la naturaleza, hasta excederlos, la Tierra había llegado al límite. Se extinguieron razas y especies de plantas y animales que eran imprescindibles para la vida. Las guerras por el dominio del agua dulce y potable también cesaban, ya no sería la presa que era poseída y dominada por el poder.

La exuberante  belleza y las reservas de abundancia fueron destruidas, agotadas.

En la última reunión de doctores, los especialistas confirmaron que su fiebre era alta, que el líquido que surcaba sus venas no era sano y estaba contaminado.

Ya no volverán los tiempos en los que resbalaba su ondulado cuerpo por nuestra piel, salpicándolo, aquellos que fueron días de risas y regocijo, o deleitarse con la suavidad con la que flanquea,  fresca y cristalina, por los jugosos muros de la boca. No veremos como cae la lluvia, el murmullo de las fuentes. Solo el silencio.



Tiempos que quedarán escritos para la historia. Una historia que alguien en otra época llegará a descubrir al leer un relato en el lienzo de algún antiguo libro. Sobre una mujer que busca conocer la causa que movió a los humanos a corromper el agua de la vida. Quiere saber cómo poder reavivar a la naturaleza, ahora que su mundo se ha vuelto pobre y desértico, mientras mira, extasiada, la última gota de agua que se mantiene suspendida del grifo.
Piscinas de A Curota. Piscinas naturales del Río Pedras.