ESPIRAL TURQUESA
Surfea en la pared del espacio
se desliza viajando sujeto al tiempo
fluye formando ondas que pasan
espera a la que podrá ser cabalgada.
En el horizonte de sucesos contempla
el punto de no retorno del que escapa
convertida espuma de luz en beso
aquí llega la que dejará ser domada.
Sobre rayos patinan estrellas
deslizándose en tubos infinitos
atraviesan el cristal líquido
fluyendo en espirales turquesa.
Sin ser surfista, puedo imaginar que domino una ola montando en su cresta y que la controlo haciendo surf sobre ella. Presentir la adrenalina que da cabalgar sobre una ola hace que piense que es un momento mágico de emociones para el surfista que patina sobre ellas. Por eso para mi un surfista es una estrella que se desliza viajando sujeto al tiempo como expreso en el poema.
Hace más de 500 años que se tiene constancia de la presencia del surf en las islas de Polinesia, donde las primeras escenas donde a alguien se le ocurrió aprovechar las olas del mar para desplazarse las presenciaron los expedicionarios que viajaban con el capitán Cook en 1767 por las costas de Hawai. Estas islas del Pacífico atesoran en la actualidad alguna de las olas más famosas que los surfistas persiguen por el mundo. Existe un video grabado el 3 de agosto de 1906 en la playa de Waikiki, mejorado digitalmente y coloreado por Tony Barnhill que lo ha subido a Instagram y lo llama "el primer video de surf jamás grabado", en el que se pueden ver a varios surfistas surfeando olas con tranquilidad.
La competición de las principales categorías del surf buscan siempre la época más propicia para encontrar las mejores olas de cada parte del mundo, buscando la ola perfecta.
Entre las mejores olas y más famosas del mundo están Banzai Pipeline en Hawai, la ola de izquierda de Mundaka en Vizcaya, Teahupo’o en Tahití, Jeffreys Bay en Sudáfrica, la ola invernal Mavericks, una de las olas más grandes del mundo en Half Moon Bay, al norte de San Francisco, El Quemao de Lanzarote, la ola de Puerto Escondido en México o la gran ola de Nazaré en Portugal, donde el mítico surfista estadounidense Garret McNamara batió en 2011 el record de cabalgar la ola más grande del mundo de 24 metros de altura.
Actualmente se habla de surf de olas gigantes como el Billabong XXL, que ha llevado a extremos hasta hace poco insospechados la búsqueda del riesgo de los deportistas profesionales.
Por su gran popularidad, el surf se incluyó como deporte olímpico en el programa de los Juegos Olímpicos a partir de Tokio 2020.
Siempre quedaré impresionada por esas olas que se dibujan en el mar, y que, desde tiempos inmemoriales, muchos hombre y mujeres han querido cabalgar.
Lee mi relato "La última gota de agua" pinchando éste enlace.
Begoña Pombar.