Os oigo llorar en silencio
cuando os castiga el fuego
los deforestadores os matan
la tribu de la corbata
se lucra con vuestros cuerpos.
Inmensa vegetación devorada
se cometen errores cada día
contra ella que llora callada,
la ingenua iglesia pide en rezos
para que llueva y acabe la sequía.
Quedándose quietos no hará milagros
la alarma se enciende si hay muertos humanos
también los árboles son nuestros hermanos
tenemos origen en los mismos átomos.
Como cuando oye un padre
el llanto de su bebé
un bombero lucha incansable
contra quien no quiere verlos en pie.
Esta enfermedad avanza y destruye
de nosotros depende conservar su vida
no sentimos las quejas por sus heridas
no vemos como sus quemaduras escuecen
seremos culpables si desaparecen.
Los bosques sufren muchas amenazas actualmente, tanto naturales como humanas. Los incendios son una de las principales causas de la deforestación, ya que queman grandes extensiones de bosques y selvas reduciendo la superficie forestal, la biodiversidad, la calidad del suelo, el almacenamiento de carbono y los servicios ecosistémicos de los bosques.
La deforestación y los incendios también están relacionados entre sí, ya que la tala de árboles y el despeje de zonas verdes para la agricultura, la ganadería o la industria maderera hacen que los bosques pierdan su humedad natural y se vuelvan más propensos a arder.
Además, lo preocupante en los últimos tiempos, es que los incendios contribuyen al cambio climático al liberar grandes cantidades de dióxido de carbono a la atmósfera, lo que a su vez aumenta el riesgo de temperaturas cálidas y secas que favorecen que haya más incendios.
Para evitar la deforestación y los incendios, se necesitan medidas de conservación, protección y restauración de los bosques, así como una gestión sostenible de los recursos naturales y una reducción del consumo que provienen de la deforestación. También se requiere una mayor concienciación y educación ambiental sobre los beneficios de los bosques y los peligros de su pérdida, que se ha convertido en algo vital para el futuro del planeta.
Begoña Pombar