Siento el creciente dolor
la fecundidad despierta,
vidrios rotos en mil pedazos
tiñendo de sangre mi cuerpo.
Misterio de mujer
encerrado en un castillo,
busca su inocencia perdida
más allá del arco iris.
A través del rumor del viento
añoro ese cielo infinito,
del azulado rayo el espectro
que mi corazón encierra.
Puedes ver lo que yo no veo
creer en lo que no creo,
lo que quiero pero no puedo
cuando el amanecer despunta.
Siento que estoy pagando
una culpa sin saber
cuál es la causa de este dolor
del líquido purificador.
***
En
el poema “Líquido Purificador” hablo de un proceso natural, la regla, que de
forma silenciosa, millones de mujeres padecemos cada mes y con ella los temidos
dolores menstruales.
Es un
dolor agudo, sordo e intenso como un cólico y que suele durar uno, dos o tres
días. También se pueden sufrir cefaleas, dolor abdominal, irritabilidad y
cambios de humor. Son unas molestias tan severas que a muchas mujeres nos
impiden llevar una vida normal durante esos días.
Es
un problema muy común ya que mientras para unas la menstruación pasa casi
inadvertida, para otras mujeres se convierte cada mes en un verdadero infierno.
El 90% de las mujeres en edad fértil sufre una combinación de cambios físicos y
psicológicos en el momento de la menstruación y la mayoría ha padecido
menstruación dolorosa alguna vez en su vida.
La
fundación Británica Wellbeing Women que financia la investigación en salud
reproductiva, declara que “hay poca investigación y por tanto poca información
sobre la materia, en parte porque las mujeres no se quejan”, ese silencio
provoca desconocimiento e incomprensión. Expone que aunque sí se trabaja para
mitigar los dolores viscerales en general, la menstruación específicamente se
estudia poco.
Está
aceptado tanto por la sociedad como por la medicina que la menstruación duele,
es el castigo divino por el pecado de
ser mujer, porque es un mal típicamente femenino.
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