Esperanza
sin tregua que me quemas
abandonada
al olvido de lo que anhelas
dale
descanso y enmudece
a
estas locas ideas que me estremecen.
Al
espectro del amor que he perdido,
a
la imagen del que ya no me recuerda,
que
como un puñal en lo más hondo
está
clavado y escondido.
Quedará
olvidada la triste llama,
seca
está la fuente en que bebía,
ninguna
pena igual me duele
como
perder lo que más quería.
***
En el poema “Esperanza” que acabas de leer, he querido expresar el
sentimiento que se experimenta justo cuando una relación se acaba, y con la
ruptura lograr medir el vacío que el otro deja en tu vida.
Es muy frecuente que las rupturas de pareja sean difíciles de sobrellevar,
son en alguna medida escabrosas, e incluso traumáticas para quienes las sufren y pueden llevar a situaciones ingratas como la depresión o sucumbir en un estado melancólico por haber sentido el fracaso en nuestra relación.
No es fácil sentir que de la noche a la mañana esa persona ya no está, que todo
el tiempo que pasabas junto a él tenía todo un mundo compartido de
complicidades que ahora no tienes.
Cuando la relación se acaba, nos sentimos desolados, confusos y las malas
rupturas nos dejan vacíos, como si nos hubieran arrancado una parte de nosotros
mismos. Esa desconexión es como si el cuerpo reaccionara anhelando esa
dependencia que teníamos aprendida, sentimos el desamor de manera similar al
síndrome de abstinencia de quien está enganchado a una sustancia.
Y es que cuando llega el momento de la ruptura de pareja, durante el
desamor, se producen diversos efectos en nuestro cerebro, las mismas zonas
involucradas en el dolor físico, son activadas cuando experimentamos dolor
emocional, ya que enamorarse es un proceso afectivo emocional. Se han realizado
estudios que ponen de manifiesto que las mismas áreas del cerebro que se
activan al enamorarnos, se activan también en una ruptura, como el dolor, el
apego y las ansias de estar con esa persona.
Hay que darle tiempo al tiempo. Solo hay que tratar de dejar discurrir los días
con naturalidad y saber tolerar la frustración del momento. No hay nada que el
tiempo no cure, poco a poco ese vacío que esa persona dejó dejarás de sentirlo.
Haber atravesado por situaciones similares sabemos que duele mucho, pero
también sabemos que la vida sigue, los amigos y familiares, nuestras pasiones y
nuestros recursos interiores nos ayudarán a superar la situación.
Es un
sufrimiento que puede durar meses, pero ese dolor cuando el amor se acaba, es
parte del proceso de curación y de superación de la ruptura.
Hay que poner la cabeza en frío y admitir que la principal tarea es seguir
adelante, por ello al poema lo he titulado “Esperanza”.
Begoña Pombar
Begoña Pombar
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